miércoles, 15 de julio de 2009

Trabajadores lidian con la incertidumbre

Las protestas que caracterizaron los días posteriores a la expropiación de las empresas contratistas de la Costa Oriental del Lago se han apagado. En los portones de acceso a los muelles no se observan trabajadores aglomerados esperando por un empleo ocasional. A pesar de las innumerables quejas y denuncias, los trabajadores parecen sumidos en un aletargado proceso de espera. "Aquí y que los trabajadores ocasionales se acabaron", dice un trabajador apostado en un kiosco frente a la entrada del muelle de Gutesca. Aunque los "chanceros" tienen más de un mes sin percibir salario, sus actividades de calle han cesado.
Ellos habían liderado las protestas, pero Pdvsa realizó un censo de estos trabajadores ocasionales ­que según los líderes sindicales llegan a 18.000 personas­ con la promesa de que les llamarán para las diversas labores de la industria. Desde entonces, las voces del reclamo han hecho silencio. Y mientras no terminan de concretarse las expropiaciones, muchos aún deben lidiar con un ambiente laboral lleno de incertidumbre: quienes han sido carnetizados, desconocen cuándo y quién les cancelará sus pasivos laborales; tampoco lo saben quienes aún no han sido absorbidos y cuyo puesto de trabajo está en el limbo.
Pedro López es uno de los 5.600 trabajadores que hasta la fecha han pasado a la nómina de Pdvsa. Su "ficha blanca" se la entregó el propio ministro Rafael Ramírez. Pedro, cuyo verdadero nombre mantiene en reserva por sugerencia de otros compañeros, es un marino que desde 1999 prestó servicios para Hermanos Pappagallo C.A., empresa que a su vez hacía trabajos para la norteamericana Schlumberger en el proyecto Prisa. Él, a diferencia de la mayoría, no tiene de qué quejarse. A poco más de un mes que tiene de haber sido fichado, sus pagos han sido puntuales y no ha visto desmejora alguna. Sigue recibiendo los mismos 330 bolívares fuertes semanales que le pagaba la contratista y los documentos del seguro médico. Pedro sabe que entre colegas y amigos se dice que la petrolera estatal a veces no paga la jornada laboral completa, tampoco estaría cancelando beneficios como horas extras y tiempo de viaje.
El retraso en los pagos a proveedores, entre ellos clínicas de la zona, habría hecho desmejorar la asistencia médica a los trabajadores. "No estoy contento ni triste, estoy trabajando", dice el marino, que hasta ahora desconoce quién cancelará sus prestaciones sociales. "Dicen que eso lo pagará el empresario, o Schlumberger", señala sin mayor preocupación. Antigüedad en el limbo Adentro o afuera la situación es más o menos similar.
En las instalaciones del dique seco de Deko Construcciones un obrero señala que antes de la expropiación devengaba alrededor de Bs F 500 por trabajar tres días a la semana. Ahora recibe Bs F 330 y debe laborar de lunes a viernes. "Y si trabajo horas extras o el fin de semana, eso no me lo pagan", relata con tono relajado. A él no lo han carnetizado y a los empleados del área administrativa tampoco. "Es difícil estar aquí", dice una de las empleadas de la parte administrativa que temerosa de hablar con la prensa prefiere dejar su nombre en reserva.
Ella y otros dos compañeros tienen dos meses sin percibir salario, van todos los días a la oficina, al entrar les hacen llenar una ficha que da fe que han ido a trabajar. "Venimos a cumplir horario", dice. En total, son 14 las personas de esa empresa que aún quedan en el limbo. No saben si van a ser finalmente absorbidos. "Dicen que después de que terminen con los obreros, venimos nosotros".
También quiere saber qué pasará con sus pasivos laborales. "Supuestamente es Pdvsa la que nos tiene que pagar", aunque hasta ahora la estatal no les ha dado respuesta. Al presidente de la compañía tampoco le pueden exigir pago alguno. "Él a veces viene", pero otras está fuera del país. Según las cifras que maneja la Asociación de Comerciantes e Industriales de Lagunillas, un total de 108.000 trabajadores son afectados por la medida de expropiación amparada en la Ley Orgánica que Reserva al Estado Bienes y Servicios Conexos de las Actividades Primarias de Hidrocarburos. Esta cifra incluye a los empleados de las empresas que prestaban servicios a las contratistas expropiadas y al resto del sector comercial formal e informal de Ciudad Ojeda.
Los trabajadores de las 74 empresas contratistas expropiadas están en el primer nivel de afectación de la medida y pese al desorden administrativo de la petrolera estatal para hacer frente a los pagos, las 8.400 personas que allí laboran guardan la esperanza de ser absorbidos por Pdvsa. Pero antes habrá que pasar un filtro político. Lista perversa "Si firmaste o estuviste en el paro, te sacan", había advertido una pasajera en el vuelo que transportó a quien suscribe, desde Maiquetía a Maracaibo.
El testimonio de Pedro lo confirma. Un familiar suyo que se plegó al paro petrolero de 20022003, había conseguido trabajar en una contratista. Cuando ésta fue expropiada y los trabajadores absorbidos "le dijeron ¿qué haces tú aquí?". Jorge Berti, miembro del Movimiento Laborista del estado Zulia, asegura que otra razón para no absorber a los trabajadores es que estén vinculados a actividades sindicales. Según Berti, por estas razones, 171 trabajadores que habían sido incluidos en la nómina de la petrolera estatal fueron desincorporados. "Ni cuando el paro se vio esto", señala Berti. A Pedro, la situación actual en la Costa Oriental del Lago también le recuerda los días del paro, pero le parece que es "más flexible". Pero es que él ya sabe a qué atenerse.
Admite que no podrá ejercer acciones de protesta contra Pdvsa como alguna vez lo hizo con su anterior empleador y que además debe tener una filiación política. "Yo qué hice, inscribí a mis hijos en el PSUV, porque ese a futuro será un requisito para trabajar". ¿Y usted también se inscribió?, se le increpó. "Claaaaro", respondió.